La fisioterapia del suelo pélvico es una especialidad dedicada a la prevención, evaluación y tratamiento de disfunciones que afectan el aparato urinario, digestivo, reproductor y la esfera sexual, actuando sobre los músculos, ligamentos y tejidos que conforman esta zona. El suelo pélvico sostiene órganos clave como la vejiga, el útero, la próstata y el recto, y participa en funciones esenciales como el control de esfínteres, la estabilidad postural, la función sexual y el parto. Cuando esta estructura está debilitada, lesionada o demasiado tensa, pueden aparecer síntomas como incontinencia urinaria o fecal, prolapsos, dolor pélvico o disfunciones sexuales, por lo que su cuidado es fundamental en etapas como el embarazo, el postparto, la menopausia o después de cirugías pélvicas.

Esta fisioterapia se aplica tanto en mujeres como en hombres y niños. En mujeres, aborda incontinencias, prolapsos, dolor crónico, problemas sexuales (como vaginismo o dispareunia), recuperación postparto y alteraciones relacionadas con la menopausia. En hombres, se enfoca en incontinencia postquirúrgica (como tras una prostatectomía), disfunciones sexuales, dolor pélvico crónico y trastornos intestinales. En niños, trata disfunciones miccionales, enuresis, estreñimiento y problemas de control de esfínteres con métodos lúdicos y respetuosos. Además, desempeña un papel crucial en pacientes con cáncer (tratando secuelas funcionales tras cirugías o tratamientos oncológicos) y en personas con enfermedades neurológicas como esclerosis múltiple, Parkinson, lesiones medulares o ELA, ayudando a mejorar el control de esfínteres, reducir el dolor y mantener la calidad de vida.

Los tratamientos son personalizados e incluyen técnicas manuales, ejercicios específicos, biofeedback, electroestimulación, educación postural y coordinación con otros profesionales de la salud. Esta disciplina busca no solo aliviar síntomas, sino también prevenir complicaciones, restaurar funciones perdidas y favorecer la autonomía del paciente en su día a día.