En consulta, es habitual encontrarnos con personas que llevan tiempo arrastrando un dolor en la zona baja de la espalda. Algunas veces es una lumbalgia mecánica, otras una hernia. Pero en ciertos casos, lo que hay detrás es menos conocido: un neurinoma lumbar.
Quizá te suene a algo extraño, incluso alarmante, pero lo primero que quiero transmitirte es calma. Es un diagnóstico poco frecuente, sí, pero en la mayoría de los casos es benigno y tiene tratamiento. Y desde la fisioterapia, podemos ayudarte.
Es un tumor, pero no te asustes con la palabra. Se trata de un crecimiento benigno —es decir, no canceroso— que aparece en las vainas que recubren los nervios. En el caso del neurinoma lumbar, suele afectar a las raíces nerviosas de la zona baja de la columna.
La mayoría de las veces se desarrolla de forma lenta y sin dar señales claras al principio. Pero cuando empieza a ocupar espacio y a presionar un nervio, aparecen los síntomas: dolor lumbar persistente, molestias que bajan por la pierna, hormigueo, sensación de debilidad...
Lo que sentimos en consulta no es el tumor en sí, sino las consecuencias de esa compresión.
La verdad es que, en la mayoría de los casos, no hay una causa concreta. No suele haber un golpe, una mala postura ni un esfuerzo puntual que lo desencadene. Simplemente, aparece. Hay algunas condiciones genéticas, como la neurofibromatosis, que pueden aumentar las probabilidades, pero lo más común es que surja de forma espontánea, sin previo aviso.
Ahora bien, cuando alguien llega a consulta, lo que más nos importa no es tanto el motivo por el que ha salido, sino cómo está afectando a su vida: si duele, si limita el movimiento, si está interfiriendo con cosas tan básicas como caminar, descansar o trabajar. A partir de ahí, empezamos a trabajar juntos en cómo mejorar.
Puede doler, sí. Sobre todo cuando el tamaño del neurinoma empieza a interferir con un nervio. El dolor suele localizarse en la zona lumbar y puede irradiar hacia una pierna, a veces de forma muy parecida a una ciática. Hay personas que describen calambres, otras hablan de una sensación rara en la piel, como si perdieran sensibilidad.
En otros casos, el dolor no es lo más llamativo, sino la pérdida de fuerza o de reflejos. Por eso es importante no ignorar las señales que nos da el cuerpo.
En Cerro Prieto, cada caso lo tratamos de forma individual, sin plantillas. Sabemos que el dolor no se manifiesta igual en todas las personas, y que detrás de un diagnóstico hay alguien que necesita entender qué le pasa y cómo puede mejorar. No tratamos neurinomas, tratamos personas que conviven con ellos.
Cuando el neurinoma no requiere cirugía, que es lo más habitual en los casos leves o bien controlados, la fisioterapia se convierte en una herramienta fundamental. ¿Cómo? Te lo explico:
Si llevas un tiempo con molestias lumbares que no terminan de desaparecer, si notas hormigueos, debilidad o dolor que se irradia hacia la pierna, merece la pena hacer una valoración. No todos los dolores lumbares son neurinomas, ni mucho menos, pero si lo fuera, cuanto antes se actúe, mejor.
En nuestro centro contamos con fisioterapia ecoguiada, lo que nos permite hacer un tratamiento mucho más preciso cuando lo necesitamos. Y, sobre todo, tenemos un equipo que te escucha y te acompaña.
El neurinoma lumbar no es algo de lo que se hable mucho, pero existe, y cuando aparece, puede condicionar tu calidad de vida. No es necesario esperar a que el dolor sea insoportable. Hay formas de mejorar, de aliviar, de entender lo que te está pasando.
Si crees que podemos ayudarte, puedes escribirnos, llamarnos o pedir tu cita online. Estamos aquí para ti.
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