Hay un dolor que mucha gente conoce. Aparece justo donde el cuello se encuentra con el hombro, como si llevaras una piedra invisible clavada ahí. Es molesto. A veces no te deja girar bien la cabeza, otras sube hacia la sien como una especie de presión sorda. Lo llaman contractura del trapecio en el cuello. Y si te ha tocado, sabes de lo que hablo.
En esta entrada te vamos a explicar con palabras claras qué es lo que pasa en tu cuerpo cuando aparece ese nudo, por qué se produce, cómo puedes aliviarlo y cuándo es buena idea buscar ayuda profesional. Porque aunque no siempre lo parezca, se puede tratar. Y sobre todo, se puede evitar.
El trapecio es un músculo grande, en forma de rombo, que ocupa buena parte de la espalda alta y se extiende hasta la base del cráneo. Participa en movimientos tan cotidianos como girar el cuello, encoger los hombros o mantener la cabeza erguida.
Pero cuando se sobrecarga —ya sea por mala postura, estrés, falta de descanso o exceso de trabajo físico— empieza a tensarse, pierde elasticidad y duele. El músculo deja de comportarse como un tejido flexible y empieza a funcionar como una cuerda demasiado tensa.
Y eso, tarde o temprano, pasa factura.
No todos los dolores de cuello son contracturas, pero hay señales que son bastante características. Estas son algunas:
Muchas personas conviven con esto durante días, semanas… incluso meses. Lo normalizan. Pero lo normal no siempre es lo sano.
Si estás leyendo esto con el cuello tieso y dolorido, lo primero: calma. Tiene solución. Pero no basta con aplicarse una crema o “esperar a que se pase”. Una contractura que no se trata bien tiende a quedarse o a reaparecer.
En consulta, solemos trabajar combinando varias técnicas:
Cada cuerpo es distinto, y no todo funciona igual para todo el mundo. Por eso el enfoque debe ser individualizado, no enlatado.
Hay cosas que puedes hacer tú mismo para empezar a aliviar la tensión, sobre todo si el dolor acaba de aparecer y no es muy intenso. Aquí van algunas ideas sencillas:
¿Te duele más? ¿Llevas así más de 4 o 5 días? Entonces no lo dejes pasar. Es momento de buscar ayuda.
Moverse es parte del tratamiento. Aunque al principio puede dar algo de respeto por miedo a “empeorar”, la mayoría de las contracturas mejora antes si se combinan técnicas de fisioterapia con movilidad suave y consciente. Aquí te dejamos algunos ejercicios que solemos recomendar a nuestros pacientes (y que puedes hacer en casa):
Recuerda que el objetivo es soltar, no forzar. Si un ejercicio duele se debe parar.
Depende de muchos factores, pero en general:
Cuanto antes actúes, más fácil será resolverla. Y cuanto mejor entiendas el origen, más herramientas tendrás para prevenir.
Esto es algo que vemos a menudo en consulta. El paciente viene, le tratamos la contractura, mejora… y a las semanas vuelve con la misma historia. ¿Por qué? Porque el foco no está solo en el músculo. Está en los hábitos, en el cuerpo, y también —muchas veces— en el ritmo de vida.
El cuerpo acumula. Y el trapecio, que está ahí sosteniendo tu cabeza y tu día, se queja.
En Cerro Prieto tratamos contracturas todos los días, pero no con soluciones rápidas ni superficiales. Nos gusta entender lo que pasa, tratarlo a fondo y ayudarte a evitar que vuelva. Porque el objetivo no es solo que te duela menos hoy, sino que aprendas a cuidar ese músculo que tanto hace por ti sin que te des cuenta.
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