Quienes trabajamos a diario con personas que sienten dolor sabemos que no existe una única forma de sufrirlo. Algunos pacientes llegan diciendo que les duele más al moverse. Otros, que el dolor no los deja dormir o que se sienten “agarrotados” por la mañana. Aunque parezca una diferencia menor, no lo es. En muchos casos, entender de qué tipo de dolor se trata es el primer paso para poder tratarlo bien.
En este artículo vamos a hablar, sin tecnicismos innecesarios, de dos grandes categorías que usamos mucho en fisioterapia: el dolor mecánico y el dolor inflamatorio. Porque sí, hay diferencias claras entre ellos. Y conocerlas puede ayudarte a entender mejor tu cuerpo.
Este es, con diferencia, el más habitual en consulta. El dolor mecánico tiene que ver con el uso del cuerpo: lo que haces, cómo te mueves, las posturas que mantienes o incluso lo que no haces. Lo encontramos en casos como contracturas, tendinopatías, problemas discales o sobrecargas musculares.
Un ejemplo clásico: una persona que trabaja muchas horas frente al ordenador y empieza a notar dolor en el cuello y la parte alta de la espalda. Al levantarse o estirarse mejora. Ese es un dolor mecánico de manual.
Aquí el problema no es tanto “lo que haces”, sino lo que está ocurriendo dentro del cuerpo. Hay dolores que no responden a un esfuerzo físico ni a una mala postura. Están ahí, sin que uno pueda señalar una causa clara. En muchos de esos casos, lo que hay detrás es una reacción inflamatoria. No hablamos de una inflamación fruto de un golpe o torcedura, sino de una respuesta interna del cuerpo, como si el sistema inmune se activara en exceso, sin una amenaza real. Esa respuesta, sostenida en el tiempo, puede provocar dolor constante, rigidez e incluso sensación de hinchazón. Lo vemos con frecuencia en enfermedades como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante, aunque también puede presentarse tras algunas lesiones cuando el cuerpo no logra “apagar” del todo ese estado inflamatorio.
No pasa nada. No todos los dolores encajan perfectamente en una categoría. Hay muchos casos mixtos, donde se combinan factores mecánicos e inflamatorios. Lo importante es hacer una valoración completa: escuchar lo que cuenta el paciente, observar cómo se comporta el cuerpo y, si es necesario, apoyarse en herramientas como la ecografía musculoesquelética.
Eso es lo que hacemos en Cerro Prieto. No nos limitamos a tratar síntomas. Queremos entender el origen real del dolor para poder intervenir con sentido.
La razón es simple: no se trata igual un dolor que el otro.
En cualquiera de los casos, lo que marca la diferencia es el cómo se aplica ese tratamiento. En nuestro centro trabajamos con:
Tratar un dolor sin saber su origen es como caminar a ciegas: puede funcionar… o no. Y cuando no funciona, el riesgo de que se cronifique es mayor.
La fisioterapia no va solo de técnicas ni de aparatos. Va de personas. Y cada persona tiene una historia detrás de su dolor. Si llevas tiempo con molestias y no terminas de entender por qué no desaparecen, quizás lo que necesitas no sea más reposo ni más medicamentos, sino una valoración que tenga en cuenta todo el contexto.
En Cerro Prieto, te ayudamos a escuchar lo que tu cuerpo está intentando decir.
Podemos ayudarte a identificar el origen de tu dolor y plantear un tratamiento adecuado a tu situación.
Si sufres de dolor persistente y no sabes si es de origen mecánico o inflamatorio, te animamos a acudir a una valoración profesional. En Cerro Prieto, nuestro equipo de fisioterapeutas está preparado para ayudarte a encontrar el origen de tu malestar y ofrecerte el tratamiento más adecuado para tu caso. Pide tu cita online ahora.
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