Seamos sinceros: a casi nadie le apetece ponerse a estirar después de entrenar. Acabas de hacer tu sesión de pesas, tu carrera o tu clase de spinning y lo que más te pide el cuerpo es irte directo a la ducha. Sin embargo, la realidad es que los estiramientos son fundamentales. No es un añadido “bonito” a tu rutina, es una parte básica que marca la diferencia entre un cuerpo rígido y uno preparado para moverse bien.
Y no hablo solo de deportistas profesionales. Da igual si entrenas tres veces por semana, si trabajas sentado todo el día o si estás embarazada: el estiramiento aporta beneficios que mejoran tu vida cotidiana. Vamos a ver por qué.
Mucha gente piensa que estirar es opcional, casi un trámite. Pero es todo lo contrario. El estiramiento cumple una función clave: prepara tus músculos y articulaciones antes de la acción, y los ayuda a recuperarse después.
Cuando estiras, tu musculatura gana longitud y flexibilidad. Eso se traduce en más amplitud de movimiento y en un rango de movimiento más amplio y seguro. ¿El resultado? Una postura más correcta, menos molestias y un cuerpo que se mueve mejor.
Imagina tus músculos como gomas elásticas. Si no las usas y no las estiras, se van acortando hasta volverse rígidas. Esto provoca dolores en la parte inferior del cuerpo (isquios, lumbares, gemelos) y también en la superior (trapecios, cuello, pectorales). En cambio, si dedicas unos minutos a estirarlos, esas molestias desaparecen poco a poco.
Además, la investigación científica lo deja claro: estirar mejora la recuperación, reduce la rigidez muscular y aumenta el rendimiento. Incluso a nivel mental ayuda a relajarse y a soltar tensiones. Vamos, que es un todo en uno que no deberías saltarte.
Los beneficios de los estiramientos son tantos que cuesta entender cómo todavía hay gente que no los hace. Te resumo los más importantes:
Aquí viene lo interesante. No todos los estiramientos son iguales, y saber diferenciarlos es clave para aplicarlos bien. Estos son los principales tipos de estiramientos:
Los clásicos. Mantienes una postura durante un tiempo (la duración suele ser de 15 a 30 segundos). Son perfectos para después del entrenamiento, porque favorecen la recuperación y la relajación.
Son estiramientos con movimiento. Ideales para antes de entrenar, porque preparan al cuerpo para la acción. Por ejemplo, balancear las piernas de adelante a atrás para calentar la cadera. Mejoran la coordinación y suben la temperatura muscular.
Aquí entran en juego los rebotes. Se intenta forzar el rango de movimiento con pequeños impulsos. Hoy se usan poco porque, si no dominas bien la técnica, pueden ser lesivos. Aun así, en ciertos deportes se siguen aplicando.
Este nombre tan largo hace referencia a una técnica basada en contracción y relajación. Sirve para aumentar la amplitud de movimiento de forma notable. Suele hacerse con ayuda de otra persona y requiere cierta experiencia.
No es lo mismo estirar antes de correr una maratón que hacerlo durante el embarazo. En este último caso hay que ir con mucho cuidado: nada de rebotes ni movimientos bruscos. Lo recomendable es optar por técnicas suaves y siempre bajo supervisión profesional.
Vale, ya sabes que estirar es importante, conoces los beneficios y los diferentes tipos de estiramientos. Ahora viene lo más práctico: los consejos para hacerlo bien.
El estiramiento es mucho más que un complemento. Es parte esencial de cualquier entrenamiento y de cualquier rutina saludable. Te ayuda a mantener la musculatura en buen estado, aumenta tu amplitud de movimiento, mejora la postura y acelera la recuperación. Además, con la técnica y la frecuencia adecuadas, tu coordinación, tu fuerza y tu bienestar general mejoran notablemente.
Lo dicen los estudios, pero sobre todo lo notas tú en tu propio cuerpo. Menos rigidez muscular, más energía y menos lesiones. Y no hace falta invertir mucho tiempo: unos minutos al día, con una serie de ejercicios bien hechos, marcan la diferencia.
Así que la próxima vez que termines de entrenar y pienses en saltarte los estiramientos, acuérdate de todo esto. Dedícales ese rato. Tu cuerpo, tu postura y hasta tu cabeza te lo van a agradecer.
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