Prevenir calambres musculares implica que tengamos un equilibrio adecuado de electrolitos, nutrientes e hidratación en nuestro organismo.
Algunos grupos de alimentos pueden ayudarnos con la prevención de los calambres musculares, pues una cantidad insuficiente de potasio, calcio, sodio o magnesio en nuestra nutrición puede favorecer a que aparezcan.
El potasio es un tipo de electrolito que ayuda a la transmisión nerviosa y en la contracción muscular donde entra en juego la relajación del músculo. Algunos alimentos: plátano, verduras de hoja verde como las espinacas, coles de Bruselas, huevo, legumbres, nueces, uvas, zanahorias, patata…
El calcio es el encargado de que los músculos no se queden contraídos. Alimentos ricos en calcio: lácteos, acelgas, espinacas, brócoli, sardinas, salmón, alcachofas, almendras…
Gracias al sodio podemos retener un mayor número de electrolitos en nuestro cuerpo. Obtendremos sodio de la sal de cocina, embutidos, quesos curados, pescados ahumados como salmón o salados como el bacalao, acelgas, apio…
El magnesio es que nos ayuda a descontracción del músculo para evitar que su contracción sea constante. Encontramos magnesio en alimentos como semillas, frutos secos como las almendras o nueces, maíz, kale, aguacate, brócoli, espinacas, plátano…
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