¿Te cruje la mandíbula? ¿Te despiertas con dolor de cabeza o con la sensación de haber estado apretando los dientes toda la noche? ¿Masticar se te está volviendo incómodo o incluso doloroso?
No siempre es culpa de una noche mala o de que andes con estrés. Puede que estés lidiando con un problema en la articulación temporomandibular, la famosa ATM, una de esas partes del cuerpo a las que no hacemos caso… hasta que empieza a dar guerra.
La ATM conecta tu mandíbula con el cráneo. La usas más de lo que piensas: para hablar, comer, bostezar, reír… Y como cualquier articulación, también se puede sobrecargar o lesionar.
Muchos lo achacan al estrés y lo normalizan, pero si el dolor se cuela en tu día a día, no es normal: toca hacer algo al respecto.
La articulación temporomandibular es como una bisagra que une tu mandíbula al cráneo, justo delante de las orejas. No solo abre y cierra la boca, también permite que la muevas hacia los lados y hacia delante.
Cuando va fina, ni te enteras de que la tienes. El problema es cuando se inflama o se sobrecarga: ahí cualquier gesto puede doler.
Funciones de la ATM:
El bruxismo es ese vicio —muchas veces sin darte cuenta— de apretar o rechinar los dientes. Puede pasarte de día o de noche, pero lo más común es que ocurra mientras duermes.
Ese apretón constante machaca la articulación y los músculos, y a la larga provoca dolor, desgaste dental y tensión.
La ATM y los músculos de la cara comparten nervios con zonas del cuello y la cabeza. Por eso, si tienes la mandíbula en tensión, es muy probable que también te dé dolor de cabeza, sobre todo en sienes o detrás de los ojos.
Pistas de que tu dolor de cabeza viene de la mandíbula:
Lo normal es que la tensión en la mandíbula no venga por una sola cosa, sino por un poco de todo. El estrés y la ansiedad suelen ser los que más mandan aquí: te hacen apretar los dientes sin que te des ni cuenta, incluso cuando estás tranquilamente en el sofá.
Luego están esos vicios del día a día, como morderte las uñas o tirar de chicle todo el rato, que al final machacan la articulación. Si encima tienes problemas de mordida, la mandíbula curra de forma desigual y se acaba resintiendo.
A eso súmale algún golpe o lesión en la cara —aunque haya sido hace años—, que puede dejar la zona tocada. Y, cómo no, las posturas de oficina: pasarte horas delante del ordenador con la cabeza adelantada es mano de santo para que acaben cargándose el cuello, los hombros y, claro, la mandíbula.
En ocasiones, con el ritmo que llevamos, el estrés es casi un vecino más. Tu cuerpo lo nota, y la mandíbula suele ser la primera en acusarlo. Cuando tienes tensión, aprietas los dientes sin darte cuenta, lo que mantiene los músculos en tensión continua, favoreciendo el bruxismo nocturno y provocando bloqueos mandibulares.
Los problemas de ATM no se sienten igual en todas las personas, pero hay señales que conviene no ignorar:
Dedicar unos minutos al día a relajar la mandíbula te puede cambiar la vida. No necesitas nada especial y los puedes hacer en cualquier momento.
Ejercicios fáciles:
No esperes a que duela. Si cuidas tu mandíbula a diario, te ahorrarás muchos problemas:
En Cerro Prieto tratamos cada ATM como un caso único. No creemos en fórmulas mágicas ni soluciones rápidas: primero entendemos qué te está provocando el dolor y después trabajamos contigo para solucionarlo.
Nuestro enfoque:
Aunque creas que ya te has acostumbrado, no es normal vivir con dolor. Muchas veces con un pequeño cambio ya se nota un alivio enorme.
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